Aprender a aburrirse es natural y hasta sabio. Ocurre cuando uno asume que tiene un tiempo limitado de vida y no todo merece la pena que uno le preste atención. Economía de la capacidad de admirarse. Eficacia en el acto de dejarse cautivar. Incluso: inteligente voluntad proactiva de buscar el Misterio detrás de los misterios.
Sin embargo no hay que olvidar la naturaleza casi siempre menor de aquello que nos emocionaba al principio. Y que sólo una vez trascendidos aquellos limitados deleites pudimos aspirar al éxtasis siguiente, sea que uno tienda hacia la complejidad o a lo simple.
Que una cultura, o toda una civilización, haya alcanzado un grado extremo de indiferencia no implica que los individuos que recién llegan al mundo traigan consigo esa herencia de tedio implantada -como si fuera una ventaja evolutiva- en la base de sus sentidos e intelecto.
Alguna vez -sólo no aquí ni ahora- las pequeñas tragedias personales vovlerán a cautivarNos.
Sin embargo no hay que olvidar la naturaleza casi siempre menor de aquello que nos emocionaba al principio. Y que sólo una vez trascendidos aquellos limitados deleites pudimos aspirar al éxtasis siguiente, sea que uno tienda hacia la complejidad o a lo simple.
Que una cultura, o toda una civilización, haya alcanzado un grado extremo de indiferencia no implica que los individuos que recién llegan al mundo traigan consigo esa herencia de tedio implantada -como si fuera una ventaja evolutiva- en la base de sus sentidos e intelecto.
Alguna vez -sólo no aquí ni ahora- las pequeñas tragedias personales vovlerán a cautivarNos.
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