Los cielos no le pertenecen a nadie. Las nubes no le pertenecen a nadie. El viento que te sopla en la cara, el pelo húmedo atorando los dedos. Los bichitos no le pertenecen a nadie. La picazón, las ronchas, la colección de mordiditas de insecto no le pertenecen a nadie. Caer en el sueño más profundo, tocados por la corriente de aire que trajo el olor a tierra mojada y acostumbrados a dormir tomados de la mano como si viajáramos...
A veces, cosa rara, cuando te olvidas del mundo es que puedes empezar a imaginarte la larga noche del universo...
A veces, cosa rara, cuando te olvidas del mundo es que puedes empezar a imaginarte la larga noche del universo...
No comments:
Post a Comment