Sólo hay que ver su lenguaje corporal, cómo ella pone de por medio una distancia irreparable con apenas dar un paso al frente y girarse unos grados. La mirada perdida en el horizonte refleja inequívocamente que se visualiza a sí misma muy lejos de ahí. Él se mantiene cerca, pues les quiere; responde por ellos pero no tiene la sensibilidad para reconocer sus necesidades afectivas. En cuanto al menor de edad, obligado a vestir y comportarse como un pequeño adulto en el solitario mundo de los padres, está claro que su aparente conformidad irá enturbiándose con los años...
Pero así somos en realidad, mamá.
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Òudi-Ló.
Familias del nuevo siglo... qué decir. Un saludo enorme. ¿Cómo has estado? Espero que muy muy bien. Beso!
ReplyDeletejajaja sin embargo su ropa es del siglo pasado, one can tell :)
ReplyDeleteSi, lo ideal seria que el niño estuviera tomado de la mano del padre... y el padre abrazando a la madre por un lado derecho... :s
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