y esta mañana otra vez
amaneció tapada la coladera
por una bola de pelos, esta vez
todavía pegada
a una cabeza
un cuerpo.
amaneció tapada la coladera
por una bola de pelos, esta vez
todavía pegada
a una cabeza
un cuerpo.
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Amor, estoy en el Df. Viviendo. Así. Con la cabeza pegada a la bola de pelos que se lleva el amor entre sus tuberías.
ReplyDeleteÒudi-Ló
Pero cada tormenta traerá siempre su arcoiris, con su Sol, su Do Re Mi. Aunque los dedos sean discípulos de la muerte, la mano llama al girasol: hermano.
ReplyDeleteZ.J.